¿Cuál es importante, el procedimiento o el resultado?

Amigo lector:

Recibe mi más afectuoso saludo en tu nueva o primera visita a este espacio de blogging académico. Gracias por estar aquí.

Hoy comparto contigo una respuesta ofrecida en Quora a esta interesante y retadora pregunta (puedes ver la original haciendo clic en el link del título aquí abajo):

¿Cuál es importante, el procedimiento o el resultado?

La que leerás a continuación fue mi respuesta, que posiblemente pueda aportar algunos elementos tanto para temas académicos y educativos como profesionales: por ejemplo, hace muy poco conversaba con uno de los grupos de Maestría que atiendo como profesor, y debatíamos la aparente dicotomía entre calificaciones elevadas y nivel de aprendizaje y conocimiento, o en otra perspectiva, la mayor valoración que suele recibir el nivel de conocimiento adquirido en un proceso de enseñanza-aprendizaje, por sobre las calificaciones que deben reflejarlo. Quedando claro que, salvo raras excepciones, una calificación elevada debe ser fruto de un nivel de aprendizaje elevado, obtenido a través de un estudio sistemático, consciente y dedicado. En el contexto de la pregunta anterior, el saber es un resultado, y el estudio es un procedimiento o conjunto de ellos.

Creo importante que todos ganemos en claridad en este tema; por tanto, agradezco tu comentario, pregunta o duda sobre el particular, y que compartas este artículo con quienes consideres que puede ser de su interés. Gracias por ser, por estar, por acompañarme hoy y siempre.


¡Saludos cordiales!

Considero que ambos, procedimiento y resultado, son muy importantes. Me explico a continuación, iniciando con el procedimiento.

Un procedimiento bien aplicado, tiene altas probabilidades de producir un buen resultado. Salvo excepciones, se supone que la secuencia de acciones que configuran el procedimiento ha sido probada y validada en la práctica, por lo cual, generalmente es razonable esperar que su implementación ajustada a los estándares definidos, produzca resultados congruentes con los objetivos de la acción.

Mas sucede que, aún haciéndolo todo bien o muy bien, siempre hay un margen para que el resultado no sea el planeado, esperado y deseado. Porque existen variables externas sobre las cuales no tenemos control, y pueden influir sobre lo que hacemos, provocando que no logremos lo que pretendemos lograr. Sobre todo en una época tan nueva y diferente como la actual, y en un mundo tan VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) como este en que vivimos.

Pero ello no niega ni minimiza la importancia del procedimiento, al contrario; obrar con una guía previamente establecida siempre será mejor que la improvisación. Y la mejor prueba de eso es que, cuando las improvisaciones funcionan y salen bien, suelen ser documentadas y convertidas en procedimientos formales.

Pasemos al resultado.


Visto de modo muy general y básico, un resultado puede ser positivo (congruente con los objetivos planteados), neutro (sin relación favorable ni desfavorable con los objetivos planteados) o negativo (incongruente con los objetivos planteados). Y por supuesto, sea cual sea, el resultado es muy importante por las siguientes razones (entre otras posibles):

  1. Expresa el nivel de logro de nuestros objetivos.

  2. Representa la contribución o aportación de valor que hacemos a quienes utilizan nuestros servicios o consumen nuestros productos.

  3. Ofrece información sobre la forma en que hemos aplicado el o los procedimientos utilizados, así como sobre su calidad, actualización, funcionalidad y pertinencia.

  4. Permite recibir retroalimentación de parte de quienes han sido afectados por el resultado, sea cual sea, y a partir de ello, establecer y ejecutar cursos de acción para la mejora del procedimiento.

  5. Posibilita la evaluación del desempeño basada en el nivel de logro, y la identificación de áreas del mismo que requieren intervenciones de mejora.

  6. Propicia la implementación de sistemas de consecuencias (generalmente, premios y sanciones de diversa índole), sustentados en el cumplimiento de los objetivos planteados.

Entonces, como se puede apreciar, el procedimiento tiene un impacto elevado sobre la obtención y la calidad del resultado; y este último, posee un altísimo potencial para validar el procedimiento, su modo y contexto de aplicación, y su efectividad; así como la profesionalidad e idoneidad de quien lo aplica.

Por mi parte, no creo prudente otorgar la primacía absoluta a ninguno de los dos elementos: creo profundamente en los equilibrios, y en todo caso, hay diversos elementos de contexto que pueden generar muchos DEPENDE (mi "palabra clave" habitual). Pero si tuviera que "elegir", siempre procuraría aplicar la filosofía propuesta por el gran Peter Drucker: hacer correctamente las cosas correctas, las cosas que deben ser hechas, y no otras. Esa elección siempre tendrá mayores probabilidades de producir los mejores resultados.

Y por otra parte, es peligroso centrarse en la obtención de resultados "a toda costa y a todo costo", obviando los procedimientos establecidos o restándoles significado e importancia. Ello puede implicar, incluso, consecuencias negativas en el orden moral, eventualmente conducentes a otras que pueden ser aún peores (obviamente, esto último depende de los valores de cada quien). No debe olvidarse que el fin no puede ni podrá jamás justificar el uso de cualquier medio para obtenerlo.

Espero haberte ayudado, y haber aportado. Un abrazo cordial desde el Caribe.


Hasta aquí mi respuesta, amigo lector.

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